:jee:
bueno... finalmente llegué a estos pagos! si no me tomo lo vivido con "un poco de humor" estoy en el horno
Con una mano atrás y la otra agarrándome los cachetes del culo! sobre todo por el temita ese de la integridad de mi instrumento... Si ya de por sí era peligroso traerlo y me asaltaba la impotencia por no poder acompañarlo en el compartimento de cargas... saber que encima de todo va a viajar en otro avión unos días después Uffff!!!!
Confieso que llegué tarde por propia negligencia pero así también por la imperdonable falta del señor del flete (se mandó a Azcuénaga 338 en Once, mi casa tiene la misma dirección pero en otro barrio)... estaba citado para las dos menos diez de la tarde y llegó apenas más tarde: a eso de las cuatro menos cuarto. Maniobras mediante logramos cargar al contrabajo (y todo lo otro que no era ni contrabajo ni acolchonaba) y partimos con los 93 kilos de caja y 32 de valija rumbo al Aeropuerto Internacional de Ezeiza Ministro Pistarini.
A poco de llegar, con media hora de viaje y media hora de espera a la entrada de la sección cargas y otros diez minutos de búsqueda de las oficinas de Aerolíneas Argentinas, tuve la impresión de que algo no estaba del todo bien... puede que haya sido la cara de sorpresa del personal de cargas al verme entrar con mi correspondiente cara de puto nuevo (por lo nervioso) o por la pregunta que me hicieron a continuación: - Ah!... Lucas sos vos no? veo que al final lo mandaste como equipaje de mano, cómo hiciste con el embalaje?- Respuesta: -eh!?... eh!... n-n-n-noo... p-p-por qué, que pasa? lo venía a despachar con ustedes...- Los colores de mi cara fueron alternándose a toda marcha entre verde vergüenza, amarillo hepatitis, pálido pánico y una variedad de colorados. No dejo de lado el celeste cada vez más aguado de mis ojos... Acto seguido, el personal de tierra comprendió el grave error que el joven ahí presente había cometido y en respuesta recibí un: -no papá... llegaste tarde, hoy ya no lo podés mandar! si querés lo podés mandar el domingo en el próximo vuelo...-. Y ahí por primera vez sentí el vértigo propio del segundero, me vine a enterar de que el tiempo no es cuestión relativa y que no hay posible retroceso o curva que me salve las papas del fuego. Cronómetro y burocracia aduanera, una combinación implacable, insobornable (al menos, visto y considerando mi poder adquisitivo), infranqueable, inespugnable, etc..
Treinta segundos y doscientos cincuenta latidos más tarde ya me había hecho a la idea de que la Chacha (aquella gorda de cuello largo que acompañaba a Patoruzú) iba a quedar guardada el depósito fiscal hasta nuevo aviso. Ahora era cuestión de correr lo más posible para que el personal aduanero no marque reloj y deje varada a la gorda ahí hasta el fin de los tiempos. El trámite de exportación de bienes es personal e intransferible por lo que debía llevar a cabo todo el papeleo en tiempo récord... presentar la baja consular, las fotocopias certificadas por escribano público de mis pasaportes, la carta de invitación del conservatorio con el correspondiente aval de la Embajada de Francia en Argentina, el listado de bienes detallado y el papeleo de Aerolíneas. Salí corriendo a la AFIP para iniciar el trámite. Pregunté por Julio Romero al señor de ventanilla de entrada, sin siquiera mirarme se dio vuelta llamó al susodicho, me observó rápidamente y antes de hundirse nuevamente en sus sellados y listados, meneo la cabeza de izquierda a derecha al tiempo que suspiró sin disimulo. Aparece el señor Julio que recibe todos mis papeles como si supiera de que se trata y acto seguido me sugiere que me valla a tomar un cafecíto y que vuelva en media hora. Tiempo que se cumplía a las 17hs., las oficinas de aduana cierran sus puertas a las 18Hs. al igual que el personal de A.Arg.
Salí corriendo hasta el estacionamiento en donde ya me estaba esperando "Carlos" para etiquetar (y agregar a los cuarenta y pico carteles de frágil un par más oficiales)y medir el ataúd improvisado de la Chacha (con ofrendas y todo en su interior...)
Como era de esperar la caja excedía un poco las medídas sobre las cuáles ellos había hecho el presupuesto del envió, tuve el buen tino de preguntar si era posible abonar en euros a parte de verdes y pesos... respuesta: -de ninguna manera, solo pesos y dolores.- Salí disparado rumbo al banco Nación sucursal cargas Aeropuertos internac... Donde me informaron que no podía llevar a cabo dicha operación, delegué la tarea a Raúl (marido de mi vieja/ madre) que partió raudo a la terminal internac. para buscar algún arbolito de entre la fauna aeroportuaria.
Ya siendo las cinco menos cinco hice el intento de recuperar los papeles de la AFIP y obviamente tuve que regresar otras tres veces hasta dar con la persona que los tenía en su poder.
Con los papeles en mano, corrí nuevamente a la camioneta para poder ingresar al área de cargas, claro, previa consigna de mi pasaporte argentino al guardia de seguridad de turno. Aclaración: -te entrego mi futuro, si lo traspapelás te hago perder el tuyo!- por suerte no terminó de entender mi mensaje desesperado...
Una vez dentro del sector tocaba la parte de pesado de la carga, revisión, sellado y finalmente entrega de la resma de papeles que se arrugaba y desteñía culpa de la abundante transpiración de mis manos.
(No!!!) para mi sorpresa, el montacargas no hizo ni medio metro que ya la caja comenzó a desestabilizarse amagando caer, ante mi cara de susto el operario frenó en seco y me permitió atajarla sin morir aplastado en el intento. Recta final, más sellos, más cara de susto, más explicaciónes, más bizcochitos y mate... toda la oficina me desea suerte y me va contando historias semejantes a la mía, de hijos, de amigos o conocidos en igual situación... apelo a la empatía del cuerpo burocrático y salgo triunfante... la torta tamaño A4 esta que explota de anexos y sellos.
Y ahora! la prueba final, solo resta abrir el cajón y corroborar que lo que llevo dentro es lo que afirmo en los documentos. Me enfrento a las dos ultimas gordas de la larga lista de trámites. Cual boa constrictora envuelvo a las gordas en una melange de simpatía, cara de susto, inocencia y sonrisa colgate. Ya para este momento repasaba la historia de mi vida y los motivos del viaje con un automatismo sorpredente.
Las despedí con un beso de agradecimiento por haber confiado en mi palabra y no hacer la habitual revisión del bulto . (Muy maternalmente dijeron: -no hace falta revisarlo mi amor, confiamos en lo que vos nos decís y vení que te muestro donde depositar el papeleo, a ver si te equivocas de buzón... pobrecito chiquito, debes estar como loco de ansioso!...-) estaban en lo cierto...
Huí despavorido de ahí, por fortuna me encontré nuevamente con Raúl que tenía el recibo del envío, con el monto total abonado (que claramente excedía lo previsto), recuperé mi pasaporte (bromas mediante del señor de seguridad). Nos reencontramos con el fletero que todavía tenía la valija y otros petates, abandonamos a toda velocidad el sector de cargas y luego de hacer diez quilómetros obligatorios para llegar a la terminal de vuelos internacionales (cabe aclarar que la sección de cargas y de vuelos estaba apenas a 500Mts. la una de la otra, pero nunca se me ocurrió caminarlos, mi sentido común ya no daba para más.) finalmente pude hacer el chek-in y todo eso... es decir la burocracia más habitual, la de siempre bah!... tomé un café, devoré un tostado, me despedí de la vieja y Raúl como si nada (no me quedaban fuerzas para decir más que bueh, ahínohvemo*)y enfilé para el área de embarque.
Luego del segundo whisky ya no hubo turbulencia, infante o azafata que lograran interrumpir mi profundo sueño hice escala en la cena de astronauta y proseguí con mi vuelo onírico. Ya en tierras más cálidas tuve el margen de lucidez como para programar el rescate de la gorda en la aduana española. Será hasta la próxima entrega! los dejo en suspenso!
Salutti !
Fido
